La campaña admirable (carta de un funcionario público)
Demóstenes Volija
VENEZUELA (infoCIUDADANO)
03/Octubre/2012
VENEZUELA (infoCIUDADANO)
03/Octubre/2012
Soy funcionario público y debo utilizar un seudónimo para poder publicar este artículo. ¿Qué más prueba de la naturaleza intolerante y autocrática del régimen actual que el miedo a perder lo que uno se ha ganado a punta de trabajo y sacrificios? Vivimos en tiempos difíciles, donde las diferencias son hostigadas y las disidencias reprimidas. Y donde el mérito debe ceder espacios al compromiso incondicional a una causa arcaica y engañosa. Donde la mediocridad conduce a la sumisión. Y la sumisión al poder. Donde se subyuga el talento y se incita a la resignación. Es un país al revés, donde lo que no debería ser es, y lo que es no debería ser.
Pero ya no. Del abismo ha surgido una alternativa unificada, congruente, valiente. Los egos y las facciones unen fuerzas, por fin, en busca de un futuro mejor. Un joven candidato, escaso en años pero maduro en experiencias y logros, se enfrenta a una maquinaria política omnipresente que intenta doblegar e intimidar en cada rincón y a cada paso. Las amenazas, injurias e improperios son respondidas con propuestas concretas, creativas e incluyentes.
El candidato llega en avión, autobús, caminando, hasta en peñero. Demuestra una voluntad inquebrantable y una vocación de servicio que el oficialismo creía era de su exclusiva prerrogativa. Los pueblos y urbes se desbordan y la gente comienza a creer en una alternativa real. La estrategia del miedo cede a la esperanza. A un futuro donde todos puedan convivir en paz, sin odios ni recriminaciones, donde el trabajo, los valores y el mérito sean los catalizadores para insertar Venezuela, realmente, en el siglo XXI.
La verborrea oficialista, siempre sectaria e ideologizada, luce hoy en día desgastada y hasta quimérica. Se habla de la “máxima felicidad del pueblo”. Se aspira trascender las fronteras de nuestra triste realidad. El “comandante” quiere salvar el planeta. Pero el país se apaga.
En mi pueblo natal hay prolongados cortes cotidianos de luz y agua, y las bombonas de gas son ya un lujo. La violencia e inseguridad reinan en las calles otrora llenas de aspiraciones. Sus habitantes miran hoy en día con una mezcla de asombro y pesadumbre la creciente prosperidad y estabilidad que reina más allá de la frontera, en un país con menos recursos, pero que ya nos supera. Para mí está claro: votar, el 7 de octubre, por un cambio – y un nuevo rumbo.
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ILUSTRACIÓN: Lúdico para infoCIUDADANO.
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