viernes, 7 de septiembre de 2012



                           El Nuevo PAÍS                                  05  de Septiembre de 2012

                                   COPIANDO DICTADURAS,  Raúl Rivero.

El escritor y ex preso político cubano asegura que de sus homólogas latinoamericanos, Chávez es el que más cerca está de alcanzar una dictadura del corte cubano, apoyado por la riqueza de PDVSA.


Madrid.- Los jefes del llamado núcleo duro de los países involucrados en la aventura del socialismo del siglo XXI proclaman todos los días, a toda hora y en cualquier parte del mundo, su fidelidad incondicional al régimen de Cuba. Pero lo que realmente imitan de aquel modelo derrengado es el escándalo político del discurso antiimperialista y la exaltación de un nacionalismo que fragmenta la sociedad.
Los personajes que han conseguido eternizarse en el poder mediante la mezcla obscena de marañas con una frondosa perorata populista, sueñan con gobernar solitarios y dueños de todo en sus territorios. Lo que pasa es que el tiempo es otro y las estructuras democráticas que subvierten para mantenerse en los palacios les impiden todavía secuestrar plenamente a sus países.
El que más cerca está de alcanzar una dictadura del corte cubano es Hugo Chávez. Lleva más años en el sillón presidencial, es el mejor plagiario de Fidel Castro en la región y, con el dinero del petróleo de Venezuela, se ha comprado un título de líder de los pobres de América como si se mercara uno de sus relojes de lujo o una boina carmesí.
El fogoso paracaidista de Barinas es el más cercano en la intención, en el desastre y en la entrega. Su "servilismo" y fervor castrista lo llevan a pagar la ineficacia de sus camaradas caribeños a cambio de unos certificados de revolucionario cabal y sin tacha.
Evo Morales tiene también la ilusión del poder absoluto y, por el momento, tiene que conformarse con tratar de contener la rebeldía de sus hermanos de la Tierra Madre y combatir con denuedo una marca de refrescos de Estados Unidos. Rafael Correa, en Ecuador, se desenvuelve mejor en la demagogia de alcance internacional y lo que copia con pasión del gobierno de la isla es el odio por la prensa libre.
Daniel Ortega es otro veterano en la hermandad con los comunistas cubanos. En la distancia. Allá, en Nicaragua, donde comparte con otros pícaros las prebendas del poder y los secretos de las cuentas bancarias.
Lo que los une al sistema de Cuba es una palabrería superficial. Una oratoria que les sirve para afianzarse ellos y respaldar la dictadura en el ámbito exterior. Un apoyo al que acompaña, con demasiada frecuencia, la frialdad, la indiferencia (¿ la complicidad ?) de gobiernos regionales que tienen credenciales de democracias verdaderas.
Es en Cuba donde crece todos los días la represión, se persigue y acosa a los activistas de derechos humanos, las Damas de Blanco y al periodismo independiente. Es dentro de las fronteras de esa nación, a la que ellos tienen de espejo distante, empañado y parcial, donde un grupo de líderes opositores y ex-presos políticos acaban de advertir que el desprecio por los ciudadanos, la prepotencia y la fuerza bruta del gobierno puede llevar a la sociedad a un "camino sin retorno".
La comunión entre el grupo radical del socialismo del siglo XXI con La Habana es teoría barata y perjudicial. UNA ENSOÑACIÓN DE ASPIRANTES A VERDUGOS.
Comentario: La retorcida y criminal mentalidad de los Dictadores Castro (principalmente Fidel), asociada a estos gobernantes "albanos" resentidos sociales, avariciosos y vengativos, se deleitan en sus lodazales de corrupción destruyendo "sin piedad" al pueblo cubano. Sin embargo, soplan fuertes vientos de cambios que descubrirán mejores horizontes de progreso y libertad para sus pueblos.
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