Maduro: peor no se puede
julio 6, 2014 7:34 am
La carta de Giordani alborotó al sector “intelectual” del chavismo
mcolomina@gmail.com
La
popularidad del régimen sigue en picada: la crisis económica y social
empeora a mayor velocidad que la caída libre del apoyo al inquilino de
Miraflores y, por si fuera poco, la rebelión en la granja roja pide la
salida de Maduro. La carta de Giordani alborotó al sector “intelectual”
del chavismo, al que Maduro llama despectivamente “escribidores” e
“izquierda trasnochada” y también indignó a muchos militantes.
Alfredo
Keller registra en su último sondeo que “ya no existe apoyo mayoritario
al PSUV, al chavismo en general o al Gobierno, en ninguno de los
sectores populares. Allí el régimen ha perdido la batalla y la mayoría
de los sectores populares, D y E, están en contra”.
Otro
encuestador, Hernández Hercon, coincide con Keller: el 88,44% de los
estratos A y B (los de mayores recursos) dicen que la situación del país
va muy mal; lo mismo señala un 73,95% del sector C (trabajadores) y
62,22% de las clases D y E, las de menores recursos. Los 5 estratos
reconocen que la situación económica ha empeorado con Maduro (72,4%) y
73,2% dice estar convencido de que las cosas no mejorarán en los
próximos meses. Con razón Nicolás, como todos los perdedores, “exhorta a
no tomar en cuenta las encuestas”.
Aunque los expertos
(incluidos los temibles FMI y BM) indican que el Gobierno se va a ver
obligado a un brutal ajuste económico (que va a derrumbar el escaso
apoyo popular que le queda) lo cierto es que, a pesar de las sucesivas
devaluaciones que han herido de muerte la calidad de vida de todas las
clases sociales, Maduro lleva 17 meses sin concretar ese ajuste que le
obligará a aumentar la gasolina; a reducir la abultada nómina pública
(donde está buena parte del clientelismo electoral del chavismo);
aumentar la gasolina (tema urticante si la sujeción de Maduro a los
Castro le impide eliminar los 120 mil barriles diarios de petróleo que
regala a Cuba) y decretar un cambio único que hará explotar la inflación
en una bomba social incontenible.
Con 32 ministros,
Venezuela es el país con más ministerios y funcionarios públicos en el
mundo “seguido por Burkina Faso, país africano con 31 ministerios. (Los
viceministerios son más del triple).
De 2002 a 2012, los
trabajadores públicos pasaron de un millón 345 mil, a 2 millones 463
mil, según el INE. Desde esa fecha han seguido aumentando “a un promedio
de 310 nuevos empleados por día”. El caso de Pdvsa es patético: Chávez
la recibió con 41 mil empleados y 3,5 millones de producción; hoy tiene
110 mil empleados, graves deudas y producción que ha caído a 2,4
millones, aunque Ramírez miente al decir que supera los 3 millones.
Hoy
el sector privado está paralizado por el acoso oficial y la falta de
insumos y el sector público quebrado por la ineptitud y la corrupción;
desabastecimiento de alimentos (y caída de su consumo por la escasez y
crecimiento de la pobreza. La venta de leche cayó más del 50%); carencia
de medicinas, agua, electricidad (Monagas ha estado más de una semana
sin electricidad, ni agua y los propios trabajadores de Corpoelec dicen
que “el sistema eléctrico se está cayendo a pedazos”.
Baste
decir que desde 2005 Tacoa carece de mantenimiento mayor); una salud
pública que mata; inflación que ha convertido el salario en el más
miserable del continente y una inseguridad criminal y vergonzante en un
país militarizado cuyos uniformados han fracasado en todo, menos en
aplicar represión y torturas a la disidencia y practicar una corrupción
de la que el cantante y empresario Bertín Osborne nos dio pruebas esta
semana. Hasta la Contralora General asegura que la “mayor corrupción
está en el Gobierno y en el PSUV”. Ante tan caótica situación Maduro
declara que “vamos a cambiarlo todo para servir al pueblo”.
Y
cuando muchos creyeron que la salida de Giordani significaría “el
cambio” que el país requiere (el jueves se anunció extraoficialmente la
salida de Ramírez de Pdvsa), Maduro nos anuncia que un dinosaurio aún
mayor que el saliente, el cubano Orlando Borrego, asistente del Che
Guevara, viceministro de Industrias y Azúcar (Cuba ya no cosecha zafra
alguna) y otros cargos, sería el eje del equipo que prepara un conjunto
de planes para hacer “una revolución total”, (el economista cubano Mario
Fernández declaró esta semana en Miami que Borrego habría salido hace
años de cargos públicos por razones nada santas).
Maduro
seguirá en picada, hasta su inevitable salida, si no entiende que los
venezolanos no quieren “una revolución total”, ni militares a quienes
soborne para permanecer en el poder. Lo que quieren es un trabajo
estable y digno; comida en su mesa; calidad educativa; hospitales y
medicinas que curen sus enfermedades y seguridad que les garantice su
vida.
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