SOBRE LA MARCHA
Por ELIDES J. ROJAS L.
Por ELIDES J. ROJAS L.
Creer o no creer
04.07.201302:45 PM
Uno de los puntos más importantes que
ofrece el gobierno en las reuniones que viene teniendo con prácticamente
todos los sectores que hacen vida activa en el país, se funda en la
siguiente expresión: Maduro no es Chávez. Maduro no se está planteando
rectificar nada, pero sí entiende que si no se flexibiliza esto, la
ruina y el colapso serán inevitables. De allí que debemos trabajar
juntos, hacer puentes, dialogar y tratar de evitar el desastre que puede
llevarnos a una situación extremadamente peligrosa.
A eso hay que agregarle ideas sueltas que buscan generar confianza, que
persiguen darle tranquilidad a la contraparte privada, a la víctima de
las políticas castristas que están generando toda esta cómica africana
en la que ni papel tualet hay. Pero, al final, aquí se percibe una clara
estrategia para ganar tiempo, recuperar energías después de la muerte
del comandante y reiniciar lo más pronto posible el asalto del país a
punta de los vicios del gobierno castrista y hegemonía comunista.
Los empresarios cuentan que llevan más de un mes perdiendo el tiempo
recibiendo cuentos de camino entre café y chistes, entre confesiones de
rectificación y críticas a lo que ya está hecho. Pero, eso sí señores
empresarios, emprendedores, industriales, comerciantes y demás miembros
de esa fauna capitalista depredadora, los vamos a ayudar reactivando el
flujo de dólares poco a poco para que no se mueran ustedes y para que no
caigamos nosotros; pero, como decíamos, no se metan en política, no
hablen de política, no cuestionen al gobierno. Chito, silencio. Eso nos
contentará mucho. Esa es la clave del nuevo gobierno, los herederos del
comandante muerto prefieren a una sociedad de zombies, al estilo cubano,
antes que la crítica y el trabajo verdaderamente conjunto. Muy al
estilo de la dictadura de Pérez Jiménez, cuando la consigna era la
misma. Chito, muera callado.
Pero hay signos muy esclarecedores sobre esta última patraña ganadora de
espacio y tiempo. Primero, urgentemente Maduro busca una legitimación
que todavía no tiene debido al dudoso triunfo electoral que de manera
descarada le entregó el CNE, tampoco tiene un carisma fuerte y definido
que lo catapulte directo hasta las querencias de las masas, tampoco
tiene el billete que tenía su antecesor y, lo peor, hasta se duda de su
verdadero lugar de nacimiento. Todo junto, implica hacer un serio
esfuerzo por encontrar legitimidad. Viajar, abrazarse con el Papa,
meterse en cuanta casa presidencial se lo permita, viajar a cumbres o
inventarlas y si puede darle asilo a un espía para buscarle pleito a
Estados Unidos, pues lo hará. Estas giras en busca de legitimidad
incluyen, por supuesto, el campo interno. Empresarios, grandes
empresarios y medios de comunicación son ideales para mostrar un
encuentro y la consecuente aceptación de que se tiene un nuevo jefe.
Pero la realidad es otra. El Sicad, hasta ahora es una promesa chavista,
de esas que no salen nunca. Dicen que la próxima semana. Hay qué ver.
El llamado Samán, que no es el de Güere, sigue usando el mismo lenguaje y
planificando acciones iguales a las que provocaron que el mismísimo
Chávez lo despidiera. Y, por si fuera poco, la guerra avanza contra
universidades, colegios, clínicas, gobernadores, políticos.
Creer o no creer...
Twitter: @ejrl
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