lunes, 21 de octubre de 2013

SOBRE LA MARCHA
Por ELIDES J. ROJAS L.

Ladrones, pero con ética revolucionaria

21.10.2013
10:52 AM


Una de las frases más reveladoras del tipo de gente que asaltó el poder en Venezuela, es la de Diosdado Cabello, la semana pasada, con ese toque de militar fracasado, gritón cuartelero y más cercano al pleistoceno inferior que a la civilidad que corresponde en teoría al siglo XXI: Capriles, cuando queramos meterte preso, irás preso. Lindo, pues. Todo un catedrático en materia de la Teoría del Estado, la separación de los Poderes y, muy especialmente, en democracia. Es un militar de muy baja graduación, pero le quedó el tufito de los dictadores de 1900 y dele. Parece más bien que el postgrado como gerente social lo hubiese hecho en la Argentina de Videla o en Brasil, cuando los gorilas eran los jefes.

Y Cabello es uno de los próceres, de los líderes fundamentales de este fraude llamado revolución bolivariana. ¿Qué quedará para los matones contratados para atemorizar y apalear con sus hermosas franelas rojas y las caras tapadas como encapuchados malvivientes? Aunque a decir verdad, eso del encapuchado es más bien parte del historial para aspirar a presidente, vicepresidente o canciller. El otro que tiene mucho peso en este perfil para aspirar a ser alguien en esta matraca cubana que llaman gobierno es ser ladrón de siete suelas. No un  ladrón de lochas o de uno o dos millones de dólares. No señor. Ladrón de verdad, de los grandes. Y con sangre de delincuente. De maletinazos voladores  y contratos. De los que cobran lo suyo por comprar cachivaches bélicos a los rusos o a los españoles. De los que acaban con un poderoso bloque de empresas a punta de raterismo gordo como ocurrió en la CVG. Denuncias es lo que sobran. Todas en el Cuartel de la Montaña, descansando junto al comandante fallecido, que viene a ser más o menos la misma posición que tiene en esta materia tanto la Fiscalía como la Contraloría. Durmiendo el sueño de los justos.

Pero la más reciente, además del tipo que atraparon con más de 400 mil euros en efectivo que supuestamente serían entregados a un equipo de futbol inexistente, es el escándalo de los pilotos ladrones, de los héroes del deporte nacional que la ministra sablista protege para cuidar su imagen de deportistas. Deportistas ladrones, será. La cosa puede alcanzar los 150 millones de dólares, según fuentes internas. Dicen los que quieren proteger a los ministros, a los dos, a ella y a él, la  ministra y el ministro, que les falsificaron las firmas. Y, además, no dicen quiénes son los choros por consideración al buen nombre de los atletas. No es cosa de brutos esto que se escucha alrededor de la historia de los dólares de alta competencia. Es cosa de sinvergüenzas hasta el límite de asumir que todo el país es un saco de bolsas. Son un atajo de ladrones donde los pongan. Y hay que recordar a uno de los ministros que engañaron con las firmas, Héctor Rodríguez, como insulta a la oposición, cuando este escandalete le pega y duro en el pecho.

Y esta es la misma gente que quiere poner tras las rejas a Capriles, a Falcón, a Mardo o a Guarulla. Cinismo es poco. En realidad hay delincuencia que se sabe protegida por las instituciones que ellos asaltaron para asegurarse la impunidad y barrer con todos.

Como están haciendo.

Twitter: @ejrl    @ElUniversal

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