martes, 29 de enero de 2013

SOBRE LA MARCHA
Por ELIDES J. ROJAS L.


El otro sátrapa del Caribe

29.01.2013
05:51 PM

El oficialismo (antes chavismo) ha convertido a Venezuela en la sopita del mundo. Todo el mundo, no importa si está en el país, o fuera. No importa si está al frente de un organismo multilateral o en un evento internacional. Si se trata de uno de los vividores o aspirante a ser, seguro dirá que Chávez es como un  Dios, rogará por su salud, defenderá la extraordinaria obra social y patriótica de Chávez y finalmente, atacará a la oposición venezolana con la misma vehemencia que lo haría en su propio país. Inaceptable. Realmente inaceptable.


Chávez y su séquito, instituciones públicas y todos los poderes, han permitido que cualquier presidente, dictador, sátrapa o parásito que tenga a bien visitar el país o que, en su extrema generosidad, el gobierno de la revolución pirata haya invitado, se despepite en insultos y agresiones contra todos los ciudadanos que con pleno derecho se ubican en el lado contrario de los castristas. Viene Sean Penn, por ejemplo, y se asegura unos buenos dólares para sus guisos fundacionales, pero para ganárselos debe decirle a la oposición golpistas y conspiradores. Lo mismo hacen otros vividores que ya saben cómo sacarle los reales a los venaítos rojos.


Hace poco estuvo una buena representación de los vividores mantenidos de la región. Vinieron a presenciar la toma de posesión que no fue toma de nada ni de nadie debido a la enfermedad del ausente. Una gran concentración con marchas sueltas por la ciudad capital sirvió para generar el escenario necesario y suficiente para montar el show y tomar juramento al aire. Pero, mientras llegaba el momento supremo, había que darle la palabra a los vividores. Todos cumplieron su tarea, todos se ganaron los reales, todos lograron contratos y dólares. Pero, Daniel Ortega, tal vez el más necesitado después de los hambrientos caatrocubanos, sí se ganó una horas extras y un bono especial. Con el permiso de los vendepatria locales llamó carroña a la oposición y se paseó por todos los epítetos que usa Fidel desde los años 60. El mismo estilacho del ausente que ahora entra en la herencia que le deja a Maduro, a Diosdado y a todo el clan de golpistas.


Pero quien se lució de verdad verdad en el Celac fue el criminal del Caribe II, Raúl Castro, hermano del criminal del Caribe I, Fidel Castro. El nuevo presidente temporal de la organización regional se sintió con la facultad suficiente para hablar de la política interna de Venezuela y de paso llamar golpistas y desestabilizadores a todos los sectores de oposición. ¡Qué mantequilla! Y, para completar la deposición, contó con el aplauso frenético de varios de los asistentes, entre ellos los compatriotas revolucionarios, más cubanos que venezolanos, Nicolás Maduro y Elías Jaua. Ya Raúl Castro habla como presidente de Venezuela. Autoridad y permiso de los encargados tiene, mientras el ausente está en Cuba.


Pero si de insultar se trata, Raúl Castro merece más. Como diría su sobrino, el ausente: golpista, dictador, vividor, criminal, asesino, verdugo de paisanos cubanos, vende patria, ladrón, borracho, manipulador, carcelero de compatriotas, esclavista, invasor, estafador...


Como mínimo.


Twitter: @ejrl

No hay comentarios:

Publicar un comentario