SOBRE LA MARCHA
Por ELIDES J. ROJAS L.
Por ELIDES J. ROJAS L.
02.02.2014
12:03 PM
Frase dura. Sentencia, incluso, que
sugiere una tremenda carga de discriminación insultante. Una idea que,
no obstante, es compartida por la gran mayoría de los venezolanos que
viven en ciudades donde ya el burro, la bicicleta o la carreta de mulas
pasó a un segundo plano. Hasta los propios motorizados saben con
exactitud que se han convertido en una plaga. Eso queda claro con el
contenido de las campañas publicitarias de fabricantes y vendedores de
motos, quienes hacen de la decencia y la educación de su potencial
comprador, un punto de apoyo, un eje claro del mensaje.
No es lo mismo un motorizado en Chejendé o en Chabasquén que en
Maracaibo, Los Teques o Caracas, la reina del desmadre multicolor y
multifactorial. Por eso las imágenes de las campañas publicitarias que
bien pudiéramos llamar "educando a la plaga" es fundamental en imágenes
tomadas en Caracas y con muchacho portando el típico uniforme de
motorizado que es de tres tipos, al menos: Casco de soldado, lentes
oscuros grandes, muchas veces pasamontaña o tapaboca, franela, chaqueta
de cuero negro, jean de indescriptible color entre sucio, roto y
desteñido. Botas de cuero de explorador o zapatos deportivos caros, pero
igualmente marrones de sucio o negros de grasa. A esto se agrega un
sospechoso morral donde hay desde engrapadoras que hacen las veces de
peligrosa pistola, pistolas de verdad verdad, chinas, piedras, gas del
bueno, hierros en general. Ya sabe de qué tipo es el motorizado que se
uniforma como Celta del Siglo XXI. "Pásame el celular o te quiebro aquí
mismo", suele ser su saludo.
La otra agrupación. Minoritaria y ya entrada en años, es regordeta y
trabajadora. Es la que paga Seguro Social, lleva un portafolio debajo de
las nalgas y respeta las leyes. El celular va amarrado al casco. Este
segmento, además, tiene la virtud de pararse en los semáforos. Son
mensajeros y tienen décadas sustituyendo al correo nacional, una cosa
inservible antes y durante la revolución chimba.
Otro grupo es gente que dejó de usar el carro por culpa del tráfico. No
tiene uniforme. Pueden andar en traje o en chaqueta de pana. Van y
vienen del trabajo. Tiene mucho de los elementos de la plaga en general,
pues se convierten en monstruos. Solo al llegar al trabajo vuelve a ser
ingeniero o abogado. Mientras está montado en la moto es un ser de no
fiar. Hasta las cejas se le ponen puyúas y hacia atrás, como el diablo.
Eso sí, no son malandros ni de cerca. Igual que el grupo de trabajadores
mensajeros. En el primer grupo es donde está la mayoría diabólica y lo
indefinible. Simplemente hay que tener cuidado. Pero más allá de eso,
que es otro asunto relacionado con crimen y criminalidad, está el
mecanismo por medio del cual los motorizados en general se han ganado el
odio, rechazo y temor del resto de los mortales que son los peatones y
conductores. Se basa en el abuso, el agavillamiento y el ventajismo.
Andan a mil entre los carros, chocan y rayan vehículos, rompen stops y
retrovisores, insultan, siempre quieren estar primeros, destrozan a las
mujeres, destrozan a los hombres, atropellan sin compasión, se tragan
los semáforos, van en contraflujo vehicular, se paran donde les da la
gana, andan por las aceras en ambos sentidos, tapan hasta dos canales de
las vías cuando se refugian en los puentes por las lluvias, aunque les
construyeron sus guaridas con techo. Muchos son de colectivos chavistas y
eso los hace vaqueros armados, machotes y apoyados. Los han visto hasta
escupiendo carros. No le dan paso a nadie. Se montan en el rayado de
peatones. Si usted tiene un incidente con algunos de ellos, será
arrollado por decenas de motorizados, tenga o no la razón. Siempre
quieren arreglar todo a palos o a golpes. Cifras oficiales reportan que
98% de los delitos se cometen con motos y motorizados involucrados,
especialmente el sicariato y el atraco a peatones y conductores.
Y el gobierno revolucionario, machote y vernáculo, para completar la
cosa, les tiene miedo. O lo otro: son sus socios de revolución en la
parte delictiva que corresponda.
Fama de plaga bien ganada.
Twitter: @ejrl
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