domingo, 19 de mayo de 2013


SOBRE LA MARCHA
Por ELIDES J. ROJAS L.


Un mes (II)

19.05.2013
12:35 PM


Ayer abordamos el tema de Maduro y su primer mes al frente del gobierno, el cual asumió con una pesada alforja llena de plomo y piedras, algunas heredadas, otras propias y a mucha honra. Aunque, a decir de muchos y tal vez con mucha razón, aquí no hay nada heredado, pues Maduro ha sido cogestor de este desastre desde el mismo comienzo ocupando cargos en el proceso, ya sean de elección popular o a dedo limpio.

En todo caso, lo más importante es que el ungido asume luego de una elección cuestionada y todavía sin decisión judicial. Par de impugnaciones que de resultar exitosas terminarían con una repetición de las elecciones del pasado 14 de abril. Eso implica sospecha de fraude, certeza de ventajismo tramposo, falta de legitimidad por encima de la juramentación y de la proclamación apurada que hizo el CNE y, con mucho énfasis, las señales de ingobernabilidad brotan sin control por todas partes.

El ausente se encargó de dejar esto bien claro. Hagan lo que les salga del paltó que aquí lo que importa en Chávez y, por si no queda claro, Chávez vive. Por eso los colectivos mandan, los motorizados en su gran mayoría no son ciudadanos de fiar, camioneticas y busetas si pudieran atropellar a la gente lo harían y el malandraje reina en todos los rincones del país. Esa anomia frenética no es cuestión de medios de comunicación o coberturas sesgadas. No señor. Está a la vista de todos y es sufrida por la parte verdaderamente ciudadana que todavía queda, cada vez menos, por cierto. Justo aquí arranca uno de los puntos más sensible para Maduro en estas primeras de cambio que en su caso son sus primeros 15 años en el gobierno: la inseguridad, la criminalidad.

El nuevo líder de la revolución cubana en Venezuela, con más de 150 mil muertos producto de la violencia criminal en la etapa revolucionaria encabezada por el fallecido, y unos 5 mil en lo que va de año, sin contar atracos, robos de vehículos, secuestros, robos, hurtos, violaciones; tuvo que lanzar el plan de seguridad número 21 desde que Venezuela probó las mieles de los gloriosos pasos cubanos de cerca. En realidad es el primer plan de Maduro, llamado Plan Venezuela Segura, que no es otra cosa que la reedición de los anteriores con la misma bulla, la misma propaganda y los mismos militares. Eso hace presumir que el resultado será el mismo; es decir, otro fracaso. Los de verde se despliegan junto a las policías, tanto la nacional como las locales, y se dejan ver, se hacen notar. No más. Eso basta para las fotos y las propagandas en los medios oficialistas. Los muertos siguen siendo los mismos. Y serán los mismos. Ya se sabe que esta revolución cubana no le importa repetir proyectos fracasados, comenzando por el proyecto cubano en general.

Por eso Maduro y sus ministros que repiten como loros como lo hacían cuando el gigante vivía, se molesta muchísimo cuando la prensa reseña estos hechos muy dolorosos, pero ciertos. No hay manera de esconderlos en la medida en que la gente los sufre. Ahí no hay invento posible. El desmadre hamponil debe agregársele la impunidad producto de otro desmadre importante: el Poder Judicial, que pasa más tiempo complaciendo a los jefes cubanos que haciendo el trabajo. Dos o tres casos de cada 100 tendrán solución judicial y eso no es seguro. Así que no hay razones para no delinquir. Eso lo saben muy bien los malandros.

La inseguridad es la madre de los problemas para un Maduro que con seguridad fracasará en esta materia de manera más fea que su predecesor. Además, hay claros indicios para pensar que el malandraje trabaja asociado con grandes sectores del oficialismo.

Se aprecian y quieren, pues.

Mañana seguimos, Todavía hay más.

Twitter: @ejrl

No hay comentarios:

Publicar un comentario