El hombre nuevo
26.02.201306:15 PM
Son 14 años en el poder, no del líder
del proceso, quien hace algunos meses ya no gobernaba y ahora menos.
Pero sí existe, fuertemente acendrada, la filosofía del Socialismo del
Siglo XXI, lineamientos generales que han ido concretando poco a poco el
nacimiento del hombre nuevo que, dicho sea de paso, ya anda por ahí.
El hombre nuevo, en plena formación, pero ya bastante adelantado,
comienza a florecer por todos los rincones de esta revolución salvadora
del mundo. No es que esté completico. Le falta todavía, pero está en
esto. Es cosa de esperar unos seis años más, con la sucesión del ausente
al frente, para que se acelere el modelo. Por ahora vamos a limitarnos a
indicar una serie de características visibles que señalan hacia el
parto definitivo.
El hombre nuevo aprueba la devaluación. Dice a grito limpio, en las
calles o en televisión, que bien bueno que devaluaron el bolívar tísico
porque los pobres ni tienen ni usan dólares. Probablemente tampoco usen
medicinas o tampoco tienen que reparar las busetas o las motos. El
hombre nuevo no le gusta trabajar. Prefiere, cosa muy cubana, que el
gobierno le regale apartamentos, le ponga becas quincenales, le mantenga
a los hijos, le compre la comida, lo saque a pasear. Si fuera por el
hombre nuevo, se levantaría a las 11 de la mañana, iría al comedor
popular, iría a la partida de dominó del día, otra vez al comedor
popular. Llegó la noche y entonces lo que viene es caña pareja hasta las
2 o 3 de la mañana. Buena jornada pues.
El hombre nuevo aprueba la nueva Ley del Trabajo. Eso le otorga más días
libres y además hay una muy buena tendencia a seguir aumentando los
días de asueto y los feriados. Al final Venezuela será otra Cuba. Nadie
trabajará. A lo sumo se venderán quemaítos y chicha, pero no habrá quien
compre. El hombre nuevo le gusta ser muy paciente bajo el sol. Espera
horas y horas para comprar un paquete de harina, aunque si se la regalan
más abajo haciendo una cola más larga, estaría en la gloria.
El hombre nuevo no resiste los horarios ni la disciplina que se requiere
para ser empleado en cualquier sociedad. El hombre nuevo es de los que
prefiere ser llamado emprendedor de la calle. Ese se traduce en
buhonero, refresquero, vendedor de CD. Son muy buenos como mototaxistas,
pero mejor lo hacen en tareas como lavador de carros en la calle o
gestor del partido.
No es fácil ser hombre nuevo. Eso hay que decirlo. Hay que estar muy en
línea en eso de ser rico es malo. Hay que estar convencido de permanecer
en la miseria toda la vida, pues la categoría hombre nuevo implica no
estudiar y si estudia pasa fácil. A nadie raspan en el sistema educativo
creador del hombre nuevo. Pero la peor prueba de ser un buen hombre
nuevo es ver cómo se enriquecen los líderes de la revolución, como sus
hijos, hermanos, mujeres y amigos se enriquecen, violando el acuerdo
previo que los obliga a la miseria eterna. Eso es difícil. Hay que tener
mucha convicción de pata en el suelo. Hay que contentarse cada vez que
ven a un hijo o hija de prócer rojo montado en esos aviones de lujo de
Pdvsa rumbo a la francachela revolucionaria que toque. Nunca ponerse
bravo. Al contrario. Como diría la mejor encuesta pro oficialista: eso
tiene más de 70% de aprobación. Como la devaluación.
Twitter: @ejrl
@ElUniversal
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