Rafael Simón Jiménez Tiempo de Verdades ENPAÍS
LA ENFERMEDAD DEL PODER
La enfermedad del poder que consume los últimos esfuerzos del maltrecho aspiramte reeleccionista, lo ha llevado a dejar a un lado verguenza y comedimiento.
Demostrando la desesperación por la inminente derrota electoral, y la ausencia absoluta de pudor y escrúpulos, el gobierno chavista recurre in extremis a las últimas pancadas de ahogado de un régimen moribundo, al apelar al soborno, la compra de conciencias y el transfuguismo, pretendiendo reclutar para sus menguadas huestes a personajes, cuya inconsistencia ética y visión hedonista y platera de la política, los haga susceptibles cual Judas, de vender sus conciencias, no por treinta dinares, sino por miles de dólares provenientes de los fondos públicos.
Da lástima ver a un personaje como Hugo Chávez, que tanto se ha rasgado las vestiduras en su lacerante crítica a la corrupción de la Cuarta República, propiciar los más abyectos actos de corrupción y soborno político, que dejarían pálidas cualquiera de las pillerías que se cometieron en el pasado político, pero donde siempre hubo resortes personales e institucionales que se resistieron a adoptar el gangsterismo o la compra de votos y apoyos como regla de conducta.
La enfermedad del poder, que consume los últimos esfuerzos del maltrecho aspirante reeleccionista, lo ha llevado a dejar a un lado verguenza, pudor, comedimientos, condicionamientos éticos y morales, Y LANZARSE A UNA DESAFORADA GUERRA SUCIA, donde con cargo al presupuesto público se pretende vender la imagen de deserciones o fracturas en la unidad democrática.
.....La desesperación, la desnudez moral, la ausencia de recatos, la disposición a revolcarse en la charca infecta del pillaje político con personajes que ellos mismos se encargaron de desenmascarar y poner en evidencia como depredadores y presupuestívoros, ES MUESTRA EVIDENTE DE LA DERROTA ÉTICA QUE IRREVERSIBLEMENTE ANTECEDE A LA DERROTA ELECTORAL.
Comentario: Títere del G2 cubano y de Fidel Castro, inmerso en sus propias miserias, resentimiento social y complejos de inferioridad, el presidente "saliente", revolcándose en su propio pantanal, se hunde en su laberinto de corrupción (peculado, sobornos, narcotráfico), enlodando a nuestro país nacional e internacionalmente, sin el más mínimo escrúpulo. LA SOBERBIA ES MALA CONSEJERA.
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