SOBRE LA MARCHA
Por ELIDES J. ROJAS L.
Por ELIDES J. ROJAS L.
A ver si el país aprendió la lección
17.06.201411:30 AM
En días pasados dijo el zar del petróleo
y jefe máximo de la economía venezolana, sin ser economista, Rafael
Ramírez, que como van las cosas lo más conveniente será unificar el tipo
de cambio, ir a otro tipo de cambio. Más allá de la devaluación que
implica es otra necedad de este improvisado. Eso se lo están diciendo
desde hace años los economistas más calificados del país y del exterior.
Pero son tercos e ignorantes. Más lo segundo que lo primero. Por eso
tienen al país metido en el peor barranco de su historia y en medio de
la peor crisis política, económica y social que se recuerde.
Para los expertos, además de dejar de robar, si es que todavía queda algo qué robar, los economistas chimbos del proceso revolucionario, siguiendo las instrucciones que debería dar Nicolas Maduro, otro señor metido a presidente sin tener con qué, quien a su vez sigue las instrucciones del pajarito; es decir del comandante muerto, se reducen a una sola cosa: eliminar gradualmente el sistema de controles, fuente de corrupción, que mantienen los castrocomunista con el fin de meter a todo el país en una especie de corral y que en realidad está causando la quiebra general de todo el sector privado y, por lo que se ve, del propio gobierno también. Se inventaron la propia trampa y están en medio de ella. Y es que siguieron los mandamientos de Fidel Castro por intermedio del hijo fallecido. Esa es la médula de la quiebra. La otra es la corrupción. Estos rojos han robado como les ha dado la gana y sin pena. Y lo peor es que siguen en eso, a pesar de que cada vez hay menos. Son insaciables.
El control de cambio que arrancó después del paro petrolero y por más de 10 años ha sido la estrategia de estos fracasados rojos para varias cosas: controlar la inflación, fortalecer las reservas, evitar la fuga de divisas y, la más importante para sus aspiraciones dictatoriales, controlar absolutamente a todos los seres vivos de esta tierra. Pues fracasaron en todo menos en la última. Perdieron la reservas, casi están en situación de dejar de pagar la deuda, le deben 24 mil millones al sector privado producto de otorgamientos vía Cadivi, la inflación los tiene locos, las divisas de fugaron y se las robaron. Un absoluto fracaso. No obstante, se puede decir que el objetivo principal por ahora se ha cumplido. Tienen a los venezolanos bebiendo en sus manos. No hay dólares ni para los insumos necesarios para fabricar papel tualet. No hay repuestos, no hay comida suficiente para todos, no hay posibilidad cierta y al alcance del bolsillo de poder salir del país por vía aérea. Presos, pues. Además tienen una deuda de más de 240 mil millones de dólares que en algún momento dirán que no podrán cumplir con sus pagos por culpa del imperio y del capitalismo mundial.
Chávez, el destructor, la mayor estafa que le ha tocado vivir a este país, ahora completada con Maduro, le responderá a la historia tarde o temprano por este desastre, por el entreguismo a los cubanos y a los países vividores que se puso alrededor para asegurarse la silla eternamente. Pero el cáncer acabó con esos planes, pero no pudo detener la quiebra del país.
Se acerca la caída total. Comenzará la reconstrucción. Dura tarea que se llevará no menos de 15 años, según estiman los más prudentes expertos. Y a ver si el país aprendió la lección.
Para los expertos, además de dejar de robar, si es que todavía queda algo qué robar, los economistas chimbos del proceso revolucionario, siguiendo las instrucciones que debería dar Nicolas Maduro, otro señor metido a presidente sin tener con qué, quien a su vez sigue las instrucciones del pajarito; es decir del comandante muerto, se reducen a una sola cosa: eliminar gradualmente el sistema de controles, fuente de corrupción, que mantienen los castrocomunista con el fin de meter a todo el país en una especie de corral y que en realidad está causando la quiebra general de todo el sector privado y, por lo que se ve, del propio gobierno también. Se inventaron la propia trampa y están en medio de ella. Y es que siguieron los mandamientos de Fidel Castro por intermedio del hijo fallecido. Esa es la médula de la quiebra. La otra es la corrupción. Estos rojos han robado como les ha dado la gana y sin pena. Y lo peor es que siguen en eso, a pesar de que cada vez hay menos. Son insaciables.
El control de cambio que arrancó después del paro petrolero y por más de 10 años ha sido la estrategia de estos fracasados rojos para varias cosas: controlar la inflación, fortalecer las reservas, evitar la fuga de divisas y, la más importante para sus aspiraciones dictatoriales, controlar absolutamente a todos los seres vivos de esta tierra. Pues fracasaron en todo menos en la última. Perdieron la reservas, casi están en situación de dejar de pagar la deuda, le deben 24 mil millones al sector privado producto de otorgamientos vía Cadivi, la inflación los tiene locos, las divisas de fugaron y se las robaron. Un absoluto fracaso. No obstante, se puede decir que el objetivo principal por ahora se ha cumplido. Tienen a los venezolanos bebiendo en sus manos. No hay dólares ni para los insumos necesarios para fabricar papel tualet. No hay repuestos, no hay comida suficiente para todos, no hay posibilidad cierta y al alcance del bolsillo de poder salir del país por vía aérea. Presos, pues. Además tienen una deuda de más de 240 mil millones de dólares que en algún momento dirán que no podrán cumplir con sus pagos por culpa del imperio y del capitalismo mundial.
Chávez, el destructor, la mayor estafa que le ha tocado vivir a este país, ahora completada con Maduro, le responderá a la historia tarde o temprano por este desastre, por el entreguismo a los cubanos y a los países vividores que se puso alrededor para asegurarse la silla eternamente. Pero el cáncer acabó con esos planes, pero no pudo detener la quiebra del país.
Se acerca la caída total. Comenzará la reconstrucción. Dura tarea que se llevará no menos de 15 años, según estiman los más prudentes expertos. Y a ver si el país aprendió la lección.
Twitter: @ejrl
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