SOBRE LA MARCHA
Por ELIDES J. ROJAS L.
Por ELIDES J. ROJAS L.
Las bolserías que dejó el comandante muerto
20.04.201408:00 AM
La mitología chavista se empeña en
construir una poderosa épica alrededor de la vida, pasión y muerte de
Chávez. Los esfuerzos van en todos los sentidos siempre dirigidos a
convertir en un dios militar a quien en vida fuera ni más ni menos que
un estafador. Pero ocurre que de ese timador, que logró engañar a
millones de venezolanos por 14 años, incluso muriéndose lo volvió a
hacer, vive un gentío.
Viven los cubanos, vive gran parte del Centroamérica y Suramérica. Vive
el Caribe. Viven varios países pises que se las echan de desarrollados. Y
vive un clan de venezolanos que entendieron que jamás serían alguien si
no se pegaban a ese tren de populismo. Y se han hecho ricos. Desde los
próceres más altos de la estafa pasando por las casta militar metida a
comunista de la boca para afuera y cualquiera que con solo jalar y
pegarse sacará la plata que necesitan para irse del país el día que
explote el fraude. Y, a pesar de la terrible crisis económica que
atraviesa el país producto de la incapacidad y la corrupción de los
vendepatria criollos y sus socios los hambrientos de plata, los cubanos;
el chavismo de la cumbre sigue buscando la forma de hacer negocios. La
importadera que llamó Maduro hipócritamente es una de las fuentes
principales para que la sociedad castrochavista saque dólares en sacos
de este, el país de las colas y del no hay.
Y de eso trata el verdadero legado del muerto, aunque el legado se puede
dividir en dos grandes pedazos. En realidad uno más grande que el otro.
El primero, el gordo, incluye la quiebra del país, la entrega de
Venezuela a los Castro, la división de los venezolanos, la generación de
odio y resentimiento, el haber despilfarrado más de mil millones de
millones de dólares que de haber sido bien invertidos habrían metido de
verdad en la historia a este tren de farsantes comunistas. Deja el
muerto mucha pobreza, mucho engaño y demasiada ruina. Hasta Cuba tiene
miedo de que Venezuela la desplace en el ranking de países podridos.
Deja el muerto un tremendo déficit en construcción de viviendas y un
déficit más grande en la cabeza de quienes están esperando la casa o el
apartamento regalado. Así seguirán: esperando. Otra herencia importante
del muerto es la inseguridad. Cuando el fallecido comandante tuvo a bien
asaltar el poder y comenzar a construir la estafa, la violencia
criminal cobraba unas ocho mil víctimas. El año pasado fueron casi
25.000. Grande el comandante muerto.
Y hay mucha herencia qué contar otro día, pero en el segundo grupo, el
sector de las pendejeras ahí también Chávez se lució dejando varias
bolserías para su gloria eterna. Agarró el caballo del Escudo Nacional y
lo volteó. Habrase visto tremenda tontería. Seguro que con eso resolvió
el problema de la inflación. Otra pendejera importante: Le metió una
octava estrella a la bandera. Otra jugada boba y superficial. Seguro que
con esa estrella redujo las importaciones a la mitad. También el
comandante muerto le cambió el nombre a Venezuela y le agregó el
Bolivariana. Un gran paso adelante que con seguridad permitió construir
más escuelas y universidades. Pura tontería socialista. Otra pendejera
famosa del finado fue el cambio de horario del país. Esa media hora de
retraso logró acabar con la crisis energética, a la que se le pidió la
renuncia, la cual aceptó. Un tren de pendejeras.
Más insulsos que Insulza.
Twitter: @ejrl
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