SOBRE LA MARCHA
Por ELIDES J. ROJAS L.
Por ELIDES J. ROJAS L.
Los culpables de la farsa
19.11.201302:19 PM
La banda de los rojos castrocomunistas
si en algo es experta es en evadir sus responsabilidades. Como todo
socialista pirata ni siquiera hay moral para admitir errores y mucho
menos valentía para asumir la responsabilidad, cualquiera que sea. Lo de
esta banda se reduce a poder, plata, corrupción y persecución contra
los adversarios. Esa es la obra de gobierno. Casi una copia de la obra
de gobierno de los asesinos del Caribe, los Castro.
El truco lo inventaron los malandros de Cuba, pero para que funcionara bien por más de 54 años han contado con una población esclavizada y aplastada en su pobreza. No les queda más remedio que creerle todo el tiempo a sus esclavizadores, a los que les dan las migajas en la boca todos los días con su toque de ron malo para que se sientan sabrosos. La fórmula castrista ha sido aplicada en Venezuela con relativo éxito, pues funciona bien justamente en la misma población ignorante y empobrecida que aspira a lo mismo que los cubanos: No trabajar, estar echados todo el día, haciendo cola por el papel tualet, cobrar una vez al mes la limosna devaluada que les corresponde. Por eso es que un cubano que se respete demuestra que sí puede trabajar, si sabe hacer algo, es cuando llega a Miami y la comunidad que con su esfuerzo levantó a Florida, lo ubica en algún sitio acorde a su formación. O limpia piscinas o sirve los tragos en un bar. Y con todo y eso su calidad de vida mejora más allá de la pajística socialista y los cuentos del Che Guevara.
Y la banda castrocomunista venezolana ha sido excelente en esto de aplicar la fórmula del culpable es otro, en primera instancia y, en segundo plano, el cuento de la justificación del desastre. O, una muy fácil que aplican mucho Ernesto Villegas y Jacquelín Faría, que es decir "yo no sé nada de eso" o "yo no he leído nada de eso". Lo han hecho todo el tiempo con la porquería de sistema eléctrico, por ejemplo, que tiene el país a 15 años de pesadilla. Ahí se han lucido. Desde una iguana hasta un loro han pasado por la silla eléctrica del socialismo cobero del Siglo XXI. Pero, al final, quien lo sufre es la gente y el voto bobo que además cree el cuento del sabotaje y del enemigo conspirador. Igual aplica para la basura en las calles o los huecos en calles y autopistas. Para la banda roja es sabotaje parejo y manipulación de los medios. Y, claro, la masa perseguidora de las migajas lo cree y lo repiten como loros amaestrados.
Ahora, cuando la banda está metida hasta el cuello en una situación complicada de quiebra y ruina, pues inventan la guerra económica que es otra coba, aunque en este caso tiene varios componentes. Va desde sabotaje otra vez hasta especulación. Pasa por empresarios asociados a factores del imperio que bombardean la economía del país, todo eso mientras insisten en aplicar las mismas medidas de Castro y del fallecido comandante que arrastró a Venezuela hasta el borde de la miseria, como en efecto va a terminar de caer en poco tiempo. La banda castrista jamás admitirá su responsabilidad que abarca desde el comandante muerto hasta Jorge Giordani, a Nicolás Maduro o a los ladrones del régimen. De hecho el finado tuvo cuatro leyes habilitantes que sirvieron para ejecutar una mejor destrucción, pero no es culpable.
Ya veremos dentro de unos meses, muy pocos, a Maduro afirmando que tuvo que traerse el oro para venderlo amenazado por la oligarquía o acusando a los empresarios de ser culpables de su novena devaluación.
El truco lo inventaron los malandros de Cuba, pero para que funcionara bien por más de 54 años han contado con una población esclavizada y aplastada en su pobreza. No les queda más remedio que creerle todo el tiempo a sus esclavizadores, a los que les dan las migajas en la boca todos los días con su toque de ron malo para que se sientan sabrosos. La fórmula castrista ha sido aplicada en Venezuela con relativo éxito, pues funciona bien justamente en la misma población ignorante y empobrecida que aspira a lo mismo que los cubanos: No trabajar, estar echados todo el día, haciendo cola por el papel tualet, cobrar una vez al mes la limosna devaluada que les corresponde. Por eso es que un cubano que se respete demuestra que sí puede trabajar, si sabe hacer algo, es cuando llega a Miami y la comunidad que con su esfuerzo levantó a Florida, lo ubica en algún sitio acorde a su formación. O limpia piscinas o sirve los tragos en un bar. Y con todo y eso su calidad de vida mejora más allá de la pajística socialista y los cuentos del Che Guevara.
Y la banda castrocomunista venezolana ha sido excelente en esto de aplicar la fórmula del culpable es otro, en primera instancia y, en segundo plano, el cuento de la justificación del desastre. O, una muy fácil que aplican mucho Ernesto Villegas y Jacquelín Faría, que es decir "yo no sé nada de eso" o "yo no he leído nada de eso". Lo han hecho todo el tiempo con la porquería de sistema eléctrico, por ejemplo, que tiene el país a 15 años de pesadilla. Ahí se han lucido. Desde una iguana hasta un loro han pasado por la silla eléctrica del socialismo cobero del Siglo XXI. Pero, al final, quien lo sufre es la gente y el voto bobo que además cree el cuento del sabotaje y del enemigo conspirador. Igual aplica para la basura en las calles o los huecos en calles y autopistas. Para la banda roja es sabotaje parejo y manipulación de los medios. Y, claro, la masa perseguidora de las migajas lo cree y lo repiten como loros amaestrados.
Ahora, cuando la banda está metida hasta el cuello en una situación complicada de quiebra y ruina, pues inventan la guerra económica que es otra coba, aunque en este caso tiene varios componentes. Va desde sabotaje otra vez hasta especulación. Pasa por empresarios asociados a factores del imperio que bombardean la economía del país, todo eso mientras insisten en aplicar las mismas medidas de Castro y del fallecido comandante que arrastró a Venezuela hasta el borde de la miseria, como en efecto va a terminar de caer en poco tiempo. La banda castrista jamás admitirá su responsabilidad que abarca desde el comandante muerto hasta Jorge Giordani, a Nicolás Maduro o a los ladrones del régimen. De hecho el finado tuvo cuatro leyes habilitantes que sirvieron para ejecutar una mejor destrucción, pero no es culpable.
Ya veremos dentro de unos meses, muy pocos, a Maduro afirmando que tuvo que traerse el oro para venderlo amenazado por la oligarquía o acusando a los empresarios de ser culpables de su novena devaluación.
Es la farsa del Siglo XXI. No otra cosa.
Twitter: @ejrl
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