En la carraplana
El régimen despilfarró la renta petrolera. Ahora toca pagar y no hay recursos para ello
MIGUEL SANMARTÍN
| EL UNIVERSAL
sábado 19 de julio de 2014 12:00 AM
El modelo económico
"tremendamente exitoso" no ha sido lo eficaz que pregonan algunos. No ha
resuelto, camarita, las carencias de los sectores más necesitados que
siguen sumergidos en pobreza y sin posibilidades de abandonarla por este
camino.
Sin importar lo que sostenga el discurso oficial, lo que salta a la vista contradice las pretendidas bondades de dicho modelo (comunista) basado en intervencionismo y controles de un Estado sobredimensionado, atrofiado, incompetente y corroído por la corrupción. Este Estado autocrático-militarista invadió ámbitos tradicionalmente atendidos por factores económicos privados y naufragó en el intento de suplantarlos. El deterioro, la escasez y la inflación lo demuestran.
El Socialismo del Siglo XXI (sustentable mientras duró la bonanza petrolera) no erradicó la pobreza porque, según Giordani, todo régimen que fundamenta su continuidad en el control de la población necesita pobres que dependan de las dádivas del Estado. En cambio sirvió para remediar las penurias de países vecinos (entre otros, Cuba, Nicaragua y Bolivia) para comprar conciencias y obtener apoyo político de gobiernos y grupos radicales de la izquierda trasnochada internacional; para enriquecer a empresarios de otros países (mientras se empobrecían los criollos); para transferir divisas a empresas de maletín y para abultar las cuentas bancarias de "traders" (locales y foráneos) que se beneficiaron con sobreprecios y comisiones importando, en algunos casos, productos "vencidos" que terminaron enterrados o incinerados (caso Pdval).
El modelo "tremendamente exitoso" llegó a su final. No da para más. El ingreso petrolero ya no es suficiente para cubrir el gasto corriente y los compromisos contraídos (Misiones) con distintos sectores sociales por una administración despilfarradora que se amparó en la falta de controles institucionales para malgastar.
El régimen no solo despilfarró los ingresos petroleros. Además endeudó al país en aproximadamente 240 millardos de dólares. Ahora debe pagar. No tiene cómo. Las reservas tampoco alcanzan para que los privados cancelen a sus proveedores. Estamos en la carraplana. Por ello busca más platica en los entes financieros internacionales. Pero éstos ponen condiciones, entre otras, reducir el gasto público y aumentar la recaudación fiscal.
Esto explica la metida de mano en la cartera del soberano. De ahora en adelante pagaremos más en impuestos y por unos servicios públicos de pésima calidad (luz, agua, aseo urbano, transporte, salud, educación, seguridad, etc.). Los recursos extraordinarios tienen que ser para atender a los necesitados, mejorar los servicios y dinamizar la economía. Nunca para seguir financiando a los "socios" del ALBA.
Sin importar lo que sostenga el discurso oficial, lo que salta a la vista contradice las pretendidas bondades de dicho modelo (comunista) basado en intervencionismo y controles de un Estado sobredimensionado, atrofiado, incompetente y corroído por la corrupción. Este Estado autocrático-militarista invadió ámbitos tradicionalmente atendidos por factores económicos privados y naufragó en el intento de suplantarlos. El deterioro, la escasez y la inflación lo demuestran.
El Socialismo del Siglo XXI (sustentable mientras duró la bonanza petrolera) no erradicó la pobreza porque, según Giordani, todo régimen que fundamenta su continuidad en el control de la población necesita pobres que dependan de las dádivas del Estado. En cambio sirvió para remediar las penurias de países vecinos (entre otros, Cuba, Nicaragua y Bolivia) para comprar conciencias y obtener apoyo político de gobiernos y grupos radicales de la izquierda trasnochada internacional; para enriquecer a empresarios de otros países (mientras se empobrecían los criollos); para transferir divisas a empresas de maletín y para abultar las cuentas bancarias de "traders" (locales y foráneos) que se beneficiaron con sobreprecios y comisiones importando, en algunos casos, productos "vencidos" que terminaron enterrados o incinerados (caso Pdval).
El modelo "tremendamente exitoso" llegó a su final. No da para más. El ingreso petrolero ya no es suficiente para cubrir el gasto corriente y los compromisos contraídos (Misiones) con distintos sectores sociales por una administración despilfarradora que se amparó en la falta de controles institucionales para malgastar.
El régimen no solo despilfarró los ingresos petroleros. Además endeudó al país en aproximadamente 240 millardos de dólares. Ahora debe pagar. No tiene cómo. Las reservas tampoco alcanzan para que los privados cancelen a sus proveedores. Estamos en la carraplana. Por ello busca más platica en los entes financieros internacionales. Pero éstos ponen condiciones, entre otras, reducir el gasto público y aumentar la recaudación fiscal.
Esto explica la metida de mano en la cartera del soberano. De ahora en adelante pagaremos más en impuestos y por unos servicios públicos de pésima calidad (luz, agua, aseo urbano, transporte, salud, educación, seguridad, etc.). Los recursos extraordinarios tienen que ser para atender a los necesitados, mejorar los servicios y dinamizar la economía. Nunca para seguir financiando a los "socios" del ALBA.
msanmartin@eluniversal.com
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