La muerte lenta de la democracia en Venezuela y Ecuador por Carlos de la Torre
16/07/2014
Las
democracias, como anotó Guillermo O’Donnell, no sólo mueren de manera
súbita con golpes de Estado. También perecen de manera gradual cuando se
concentra el poder en el ejecutivo, se restringen las libertades que
permite el pluralismo y el Estado coloniza la esfera pública y la
sociedad civil. Los Gobiernos de Rafael Correa en Ecuador, al igual que
el de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela difícilmente pueden ser
considerados como democracias liberales. Si bien se legitiman ganando
elecciones, éstas se dan en condiciones de inequidad que
sistemáticamente favorecen a los candidatos del Gobierno. En Venezuela y
Ecuador el poder está concentrado en el ejecutivo y las cortes de
justicia al igual que las instituciones de control y regulación están
subordinadas al presidente.
Cuando
Chávez y Correa llegaron al poder las instituciones políticas estaban en
crisis. El sistema de partidos de la democracia pactada venezolana que
se constituyó excluyendo a la izquierda marxista se transformó en un
régimen corporativista y corrupto. Entre 1996 y el 2006 ningún
presidente ecuatoriano pudo terminar su periodo y el congreso destituyó
con artimañas legales a tres mandatarios. En este contexto de desencanto
y desconfianza a los partidos políticos, parlamentos y cortes de
justicia estos políticos se presentaron comooutsiders que prometieron la refundación de todas las instituciones y el fin del neoliberalismo.
Si bien
Chávez y Correa redistribuyeron el ingreso y redujeron la desigualdad
crearon regímenes autoritarios que colonizaron la sociedad civil y la
esfera pública. Se crearon leyes para regular las ONG y los movimientos
sociales fueron cooptados y reprimidos. Los activistas que resisten la
subordinación al régimen son criminalizados como terroristas. Estos
Gobiernos crearon instituciones que regulan los contenidos mediáticos y
el Estado que controla canales de televisión, emisoras radiales y
periódicos públicos se convirtió en el principal comunicador. En países
en que no se diferencia lo público de lo estatal, los medios públicos
funcionan como voceros del Gobierno. Se está estrangulando
económicamente a la prensa crítica y se fomenta que grupos económicos
afines al Gobierno compren los medios críticos. Como resultado la
calidad de los debates en la esfera pública se ha empobrecido, los
medios se autocensuran y casi no hay espacios para que se investiguen
los abusos del poder.
Pese a las
similitudes en la manera en la que se restringen las libertades civiles
que permiten el pluralismo, los Gobiernos de Venezuela y Ecuador tienen
diferencias. En Venezuela se han creado instituciones participativas
como los círculos bolivarianos y los consejos comunales en los cuales
los sectores populares intervienen activamente. El chavismo distribuyó
recursos a los más pobres, los organizó y los exaltó como la esencia de
la nación. Los seguidores pobres de Chávez tienen lealtades políticas,
materiales y simbólicas a la revolución bolivariana. El correismo es
diferente pues la participación se reduce al voto. Correa legitima su
Gobierno con discursos maniqueos populistas que transforman a los
rivales en enemigos de la patria y simultáneamente con argumentos
tecnocráticos de cómo alcanzar la modernidad y el progreso. Debido a la
ausencia de mecanismos de participación y al temor del Gobierno a la
movilización popular autónoma, las lealtades al populismo tecnocrático
de Correa son más instrumentales y menos sólidas que en Venezuela.
La
oposición venezolana tiene la capacidad de ganar votos y de organizar
actos masivos de protesta. En Ecuador la oposición está fragmentada y
dividida. A diferencia del chavismo que promocionó tomas de tierras,
edificios y de algunos medios de producción, elcorreismo ha
respetado la propiedad privada. En Ecuador hay un boom económico que ha
beneficiado a los grandes grupos económicos, a la clase media que está
empleada con buenos sueldos en el Estado y aún a los más pobres. En
Venezuela las clases medias y alta consideran que sus intereses
materiales están en peligro, mientras que en Ecuador no hay incentivos
reales o imaginarios para que la oposición forme un frente común. Las
víctimas del Gobierno de Correa han sido los medios privados, los
partidos políticos, los periodistas, los líderes de los movimientos
sociales y la izquierda organizada.
En
Venezuela se cierran cada vez más los espacios para una salida
consensuada de la crisis del chavismo y no está claro si el país se
sumirá en un caos y una guerra civil. La extrema personalización del
poder han transformado a Correa, al igual que a Chávez en su momento, en
la encarnación de su proyecto de transformación. Se modificará la
Constitución para permitir su reelección indefinida. Sin su liderazgo la
revolución ciudadana probablemente se desvanecerá o al igual que en
Venezuela probablemente terminará en enfrentamientos violentos, pues
estos Gobiernos comparten la visión de que encarnan proyectos
revolucionarios que jamás podrán ser revertidos por los enemigos de la
patria y de la historia.
Carlos de la Torre es director del program de estudios internacionales de la Universidad de Kentucky.
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