Juan Griego conserva aún una familiaridad
Las ciudades crecen en lo urbano, pero en la medida en que mantienen la magia del compartir se torna más humana la existencia, asegura el actor y dramaturgo Rodolfo Rodríguez, nativo de este pueblo, al norte de la isla de Margarita.
Yanet Escalona
Una ciudad de contrastes, historia y cultura.
Foto: JOSUE STEIN
24 jul, 2013 | En 1950, cuando Rodolfo Rodríguez “vino al mundo” en la calle El Sol de Juan Griego, como es obvio el pueblo era mucho más tranquilo, los vecinos casi eran hermanos dentro de su trato cordial y hasta compartían las comidas pasándolas entre las cerca de las casas. Nunca faltaban las tertulias vespertinas, ni esa familiaridad que por obra y gracia del destino aún se respira.
Así es como lo percibe el actor y dramaturgo Rodolfo Rodríguez. “Eso es interesante resaltarlo, porque una ciudad puede ser muy grande y poblada, pero en esencia lo mágico es que conserve los espacios y calles para poder caminar por ella, sentarse en una plaza y en el caso de Juan Griego hasta llegar a lo contemplativo de atardeceres, paisajes marinos o simplemente observar el pasar de la gente. Esa es una de las características de Juan Griego donde todavía uno camina las cuatro calles que tiene el pueblo”.
Precisa que quizás esa es una de las diferencias de esta ciudad, con respecto a otros municipios donde la propia persona se siente extraña dentro de un entorno de concreto, tráficos y desconocidos.
Sin exagerar en la comparación, como referencia coloca a la ciudad de Roma en cuanto a demostrar que no por percibirse grandiosa deja de ser humana. Eso gracias a que los espacios públicos mantienen ese encanto de la familiaridad, con plazas y paseos que invitan a ese compartir tan necesario.
En el caso de Juan Griego, Rodríguez indica que es una ciudad pequeña, pero con calles por donde aún se camina relativamente tranquilos (incluso las diligencias cotidianas se realizan más rápido a pie que en vehículo), hasta llegar a un paseo frente al mar que le brinda una visual única a la ciudad.
Con aires de expansión
No todo es color de rosa. Además de que se garantice mayor seguridad para que esos paseos tan oxigenantes no se conviertan en acción de riesgo, Rodríguez considera vital que haya conciencia en las autoridades de lo importante que es el turismo cultural. Otro punto prioritario debe ser la debida aplicación de aquellas ordenanzas que llaman a conservar los rasgos arquitectónicos de las fachadas, porque en la práctica tal cumplimiento deriva solo en simples “parapetos”, por cumplir a medias. “Fachadas que son puro adorno y además en otros casos las ingenierías municipales permiten horribles galpones en pleno centro, con gigantescos portones”, critica.
-No me opongo a lo moderno, ni a los edificios, pero siempre que haya una planificación. En eso se está en deuda con esta ciudad –dijo.
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