Carlos Julio Peñaloza: El fraude perfecto
junio 25, 2013 5:34 pmPublicado en: Opinión
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Los
Castro han estado buscando la manera de apoderarse del sistema
electoral venezolano desde hace décadas y el triunfo de Chávez en 1998
les proporcionó la oportunidad perfecta. Fue entonces que idearon el
crimen perfecto.
El domingo 6 de diciembre de 1998, Fidel convocó a
cenar a su residencia privada en Punto Cero a su hermano Raúl y a Ramiro
Valdés, su escolta durante el asalto al Cuartel Moncada. Esa reunión en
el antiguo campo de golf de Jaimanitas, conocido antes de la revolución
como el Habana Biltmore Yacht y Country Club, era muy secreta y estaba
bien custodiada por el G2 y la poderosa guarnición militar que lo
protege. El tema a tratar era la activación del “Plan Prócer”, el
proyecto de control electoral desarrollado por la empresa cubana de
informática y electrónica COPEXTEL, dirigida por Valdés. El hecho que
Ramiro estuviese encargado de esta organización da idea de la
importancia del proyecto para los hermanos Castro.
El trabajo se inició con el apoyo de técnicos de la desaparecida
STASI. En los años 90 Copextel fue pasada al Ministerio de Informática
y Comunicaciones. A finales de esa década el proyecto terminó de
desarrollarse, con apoyo técnico chino, en la Universidad de Ciencias
Informáticas (UCI). En ese momento estaban a la espera de una
oportunidad para ponerlo en práctica. El triunfo de Chávez fue la
circunstancia anhelada o, como dicen los marxistas, “se habían dado las
condiciones objetivas”.
La primera decisión que había que tomar era cambiar las reglas de
juego electorales en Venezuela para facilitar el desarrollo del plan.
Chávez había promovido la idea de la Asamblea Constituyente y esto
permitía hacer los ajustes necesarios para crear un nuevo organismo
hecho a la medida. Luego era necesario sacar a INDRA del Consejo Supremo
Electoral y reemplazarla por una nueva empresa que vendiera e instalara
un sistema de voto electrónico incorporando el software desarrollado en
Copextel. Esto último fue el tema tratado en la reunión de esa noche en
Punto Cero. Al comenzar la reunión Fidel, feliz por el triunfo de
Chávez, pidió a Valdés que describiera la genial artimaña que tenía en
mente.
Valdés explicó detalles de la brillante engañifa que había diseñado.
Se crearía una empresa dirigida por ingenieros de sistemas y de
comunicaciones de nacionalidad venezolana. A esa compañía -que sería su
caballo de Troya- se le permitiría participar en una licitación
controlada por ellos, la cual ganaría. Los equipos a ser utilizados
(hardware) y el software serían integrados por la firma que serviría de
fachada. Los códigos fuente y una parte del software contentiva de
algoritmos ocultos serían provistos en forma anónima por COPEXTEL, a
través de una compañía venezolana controlada por Valdés. La empresa
licitante no sabría del paquete chileno en que estaban participando y
estaría contenta con la apetitosa comisión que ganaría.
Valdés explicó que técnicamente todo estaba a punto. Sólo faltaba
crear -o escoger- una pequeña empresa venezolana que aceptara esas
condiciones y eventualmente, nacionalizar a la CANTV. Esto último era
indispensable porque para mantener oculta la trampa se requería un
control total de la red nacional de comunicaciones. A través de CANTV se
interconectarían las maquinas de votación, no sólo a la consola central
en la sede del árbitro electoral, sino también con otras consolas de
control remoto extraoficiales que obviarían la supervisión del CSE. Esto
requería que el sistema fuera bidireccional y permitiera transmisión
inalámbrica desde las maquinas de votación. Para lograr el objetivo
deseado era forzoso integrar un sistema con software y hardware
apropiado.
La solución técnica era sencilla: se instalaría un software con
código abierto que se podría modificar remotamente desde Cuba. Las
máquinas electorales se interconectarían a través de la Internet vía
CANTV utilizando protocolos con tecnología VPN para crear una intranet
privada del CSE. Para garantizar la confidencialidad del sistema, se
instalaría un sistema de cifrado y autenticación. El software cubano
permitiría controlar el sistema desde consolas remotas no supervisadas
por el árbitro electoral. Los funcionarios del CSE no estarían al tanto
de lo que estaba pasado tras bastidores. Los administradores ilegales
del sistema utilizarían canales secretos habilitados dentro del intranet
del CSE y sería prácticamente imposible ponerlos en evidencia. En
resumidas cuentas, se trataba de un crimen perfecto. Adicionalmente al
fraude electrónico habría un paquete de medidas de contrainteligencia
para engañar al enemigo y hacerle creer que el sistema electoral era
perfecto y blindado.
Al terminar la reunión, los hermanos Castro estaban radiantes. El
triunfo de Chávez le daría vida al gran proyecto de Fidel. Su imperio
hispanoamericano seria una realidad gracias al petróleo venezolano.
Ahora solo quedaba esperar que la Constituyente hiciera su trabajo para
poner en marcha el plan. Entretanto sus socios venezolanos iniciarían la
selección de la empresa que les serviría de fachada. La sorprendente
historia de cómo fue escogida en la practica esa compañía y como ganó la
licitación. Ese será el tema de mi próximo artículo.
@GenPenaloza
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