No más relaciones enfermizas
Una especialista asegura que se debe dejar de querer el control y hacerse cargo de la felicidad propia
¿Qué constituye una relación amorosa sana? La misma pregunta se hizo la terapeuta Margaret Paul, cuando joven, teniendo, como muchos, la única referencia de sus padres. Lamentablemente, los progenitores, aunque tengan buenas intenciones, no siempre tienen ni aplican la fórmula para una pareja feliz.
Pero tras 44 años de seminarios y pacientes, Paul asegura que, más o menos ha logrado hacerse una idea de cuáles son los puntos que pueden mantener una relación a lo largo del tiempo, y que compartió en The Huffington Post.
Lo principal, dice, es la “responsabilidad emocional”. Esta consiste en hacerse cargo de los sentimientos propios, y dejar de responsabilizar a la pareja de la felicidad personal y la autoestima.
“Como adultos, la felicidad, la seguridad emocional y la autoestima dependen de cómo nos tratamos a nosotros y de cómo lo hacemos con los demás, y no de cómo el resto nos trata. Por lo tanto, si nos abandonamos, en vez de amarnos y valorarnos, seremos infelices, inseguros y con una baja autoestima. Si entonces culpamos a nuestra pareja por nuestros sentimientos, estaremos ayudando a crear una relación enfermiza”, comentó la terapeuta.
Respeta tus sentimientos, no los evadas y deja de juzgarte, dice Paul. Asimismo, otros elementos fundamentales para la salud de la relación, como la empatía, la amabilidad, la compasión y respeto, están directamente relacionado a cómo proyectas estos mismos valores en tu persona.
“Cuando las personas se preocupan de sí mismas y asumen la responsabilidad de hacerse felices, generalmente quieren compartir su alegría con el resto”, dice Paul. De este modo, el cariño, el afecto, la conexión y la diversión aparecen dentro de la relación. Y esto, como explica la experta, son otros factores imprescindibles en la salud de pareja.
La responsabilidad emocional también implica no depender de estar juntos para sentirse bien. Por lo que en una relación sana, los miembros de la pareja se apoyan en los distintos intereses que pueda tener el otro, incluso cuando éstos impliquen estar cada uno con sus amigos.
“En las relaciones sanas, las parejas confían en que cada uno no va a herirse deliberadamente entre sí. Se apoyan mutuamente en lo que le trae alegría al otro, y se sienten felices al ser testigos de la felicidad del otro. Las parejas saludables, en vez de sentirse amenazados con el éxito o felicidad del otro, están encantados con eso”, explica Paul.
La chispa del amor
Lo cierto es que a lo largo del tiempo, las cosas no siempre van color de rosa en una relación, y es a veces en esos momentos duros cuando las cosas empiezan a resquebrajarse y deteriorar lo que en su minuto fue maravilloso.
Pero, como indica Paul, “una relación sana es aquella que está en evolución. Es decir, cada miembro está aprendiendo y creciendo a través de la relación, y muchas veces (incluso) a través de los conflictos”.
La clave está en no querer tener la razón, ni intentar hacerse la víctima, ni ganar la batalla para sí mismo y tener el control. Se trata de estar abiertos al punto de vista del otro, reconocer los propios sentimientos y resolver las cosas de modo que cada uno quede contento.
Tal como lo ha indicado en su blog la doctora Paul, la idea de una relación no tóxica radica en querer ante todo la conexión con el otro de manera cariñosa, por sobre el temor a ser herido. Esto supone correr el riesgo de ser honesto, y espontáneo con las expresiones de amor, sin estar esperando por miedo a la frustración, a que el otro siempre dé el primer paso.
Sin embargo, reitera que cada uno debe estar siempre dispuesto a perder al otro, antes de perderse a sí mismo.
“Hay una chispa que existe en las relaciones sanas, que no es fácil de definir, pero la mayoría sabe lo que quiero decir con esto. (Es cuando) disfrutas estando junto al otro, hablando. Jugando con tu pareja, y compartir tus sentimientos con ella”, dice la terapeuta para definir “la energía más profunda de amor que existe entre dos personas”.
Ésta, más o menos, se puede sentir al comienzo, cuando la luna de miel de los recién emparejados entrega sin duda una de las mejores etapas de su relación. Pero Paul recuerda que el abandono a sí mismo y la idea de querer controlar las cosas, suele apagar ese sentimiento mutuo.
Pero tras 44 años de seminarios y pacientes, Paul asegura que, más o menos ha logrado hacerse una idea de cuáles son los puntos que pueden mantener una relación a lo largo del tiempo, y que compartió en The Huffington Post.
Lo principal, dice, es la “responsabilidad emocional”. Esta consiste en hacerse cargo de los sentimientos propios, y dejar de responsabilizar a la pareja de la felicidad personal y la autoestima.
“Como adultos, la felicidad, la seguridad emocional y la autoestima dependen de cómo nos tratamos a nosotros y de cómo lo hacemos con los demás, y no de cómo el resto nos trata. Por lo tanto, si nos abandonamos, en vez de amarnos y valorarnos, seremos infelices, inseguros y con una baja autoestima. Si entonces culpamos a nuestra pareja por nuestros sentimientos, estaremos ayudando a crear una relación enfermiza”, comentó la terapeuta.
Respeta tus sentimientos, no los evadas y deja de juzgarte, dice Paul. Asimismo, otros elementos fundamentales para la salud de la relación, como la empatía, la amabilidad, la compasión y respeto, están directamente relacionado a cómo proyectas estos mismos valores en tu persona.
“Cuando las personas se preocupan de sí mismas y asumen la responsabilidad de hacerse felices, generalmente quieren compartir su alegría con el resto”, dice Paul. De este modo, el cariño, el afecto, la conexión y la diversión aparecen dentro de la relación. Y esto, como explica la experta, son otros factores imprescindibles en la salud de pareja.
La responsabilidad emocional también implica no depender de estar juntos para sentirse bien. Por lo que en una relación sana, los miembros de la pareja se apoyan en los distintos intereses que pueda tener el otro, incluso cuando éstos impliquen estar cada uno con sus amigos.
“En las relaciones sanas, las parejas confían en que cada uno no va a herirse deliberadamente entre sí. Se apoyan mutuamente en lo que le trae alegría al otro, y se sienten felices al ser testigos de la felicidad del otro. Las parejas saludables, en vez de sentirse amenazados con el éxito o felicidad del otro, están encantados con eso”, explica Paul.
La chispa del amor
Lo cierto es que a lo largo del tiempo, las cosas no siempre van color de rosa en una relación, y es a veces en esos momentos duros cuando las cosas empiezan a resquebrajarse y deteriorar lo que en su minuto fue maravilloso.
Pero, como indica Paul, “una relación sana es aquella que está en evolución. Es decir, cada miembro está aprendiendo y creciendo a través de la relación, y muchas veces (incluso) a través de los conflictos”.
La clave está en no querer tener la razón, ni intentar hacerse la víctima, ni ganar la batalla para sí mismo y tener el control. Se trata de estar abiertos al punto de vista del otro, reconocer los propios sentimientos y resolver las cosas de modo que cada uno quede contento.
Tal como lo ha indicado en su blog la doctora Paul, la idea de una relación no tóxica radica en querer ante todo la conexión con el otro de manera cariñosa, por sobre el temor a ser herido. Esto supone correr el riesgo de ser honesto, y espontáneo con las expresiones de amor, sin estar esperando por miedo a la frustración, a que el otro siempre dé el primer paso.
Sin embargo, reitera que cada uno debe estar siempre dispuesto a perder al otro, antes de perderse a sí mismo.
“Hay una chispa que existe en las relaciones sanas, que no es fácil de definir, pero la mayoría sabe lo que quiero decir con esto. (Es cuando) disfrutas estando junto al otro, hablando. Jugando con tu pareja, y compartir tus sentimientos con ella”, dice la terapeuta para definir “la energía más profunda de amor que existe entre dos personas”.
Ésta, más o menos, se puede sentir al comienzo, cuando la luna de miel de los recién emparejados entrega sin duda una de las mejores etapas de su relación. Pero Paul recuerda que el abandono a sí mismo y la idea de querer controlar las cosas, suele apagar ese sentimiento mutuo.
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