Desde hace por lo menos 7 años, el régimen de Chávez viene moviéndose
para moldear un supuesto “Estado comunal”, a través del llamado “Poder
Popular” y su tinglado normativo, operativo y presupuestario. Pero, ¿qué
significa esto, para qué serviría y qué razones lo explicarían?
Y lo primero que debe afirmarse es que una cosa es la teoría del
poder comunitario o la justicia y necesidad práctica de la organización
popular, y otra muy distinta es el modelo de hegemonía política que se
busca afianzar con este pretexto comunal.
La idea básica es ir sustituyendo, paso a paso, el sistema de
división político-territorial establecido en la Constitución, que
incluye a estados-gobernaciones, municipios-alcaldías y parroquias-junta
parroquiales, por el de una estructura de comunas, consejos del poder
popular, ciudades comunales y otras entidades afines…
Se trata de la denominada “nueva geometría del poder” que formó parte
de la desaprobada reforma constitucional del 2007, pero que igualito se
fue adelantando y ahora, al parecer, es la prioridad de la hegemonía
roja.
Lo clave de todo ello, es que a los gobernadores, diputados
estadales, alcaldes o concejales los tiene que elegir el pueblo a través
de comicios plurales. Pero en los ámbitos del poder popular, las
“autoridades” no provienen del sufragio popular y representativo, sino
de la decisión política y partisana, más bien al estilo del poder
popular cubano.
Y esa sustitución no ha sido ramplona sino habilidosa. Todavía
existen las gobernaciones y alcaldías, e incluso el 16-D hay elecciones
regionales, pero el poder que tienen es cada vez de menor cuantía y
alcance. Y por el contrario, la estructura comunal ha venido sumando
funciones y recursos, hasta el punto que ya recibe tanto o más caudal
presupuestario que lo dispuesto para los gobiernos estadales y locales.
Así mismo, el “Estado comunal” es un concepto llamativo que ayuda a
disfrazar el latrocinio continuado de las mafias de la satrapía
bolivarista. Mientras en Venezuela y en el exterior se discuta sobre el
“modelo comunal” y las implicaciones de sus etcéteras ideológicos, las
bandas oficialistas se sentirán más confiadas de seguir en lo suyo, o
sea de seguir en la depredación máxima del patrimonio venezolano.
Por otra parte, la estrategia del Estado comunal se ha montado y
vendido con base a legítimas y compartidas aspiraciones de amplios
sectores populares, que la aprecian como una vía para acceder a recursos
que puedan atender necesidades o aliviar problemas básicos.
El tema está fuertemente posicionado y seguirlo ignorando o
desestimando es un absurdo que sólo favorece al poder establecido. Por
ello, debe hacerse un gran esfuerzo de explicación, separando lo general
y deseable de la organización social o comunitaria, de lo particular y
gravoso del entramado hegemónico que se está levantando.
Las asociaciones vecinales o consejos comunales que se han extendido
por todo el país, podrán ser transmutadas en meras piezas de un
engranaje de dominación política, porque el “Estado comunal” de la
satrapía roja no busca más democracia, o más justicia, o más
participación popular. No. Su propósito es más control, más imposición y
más continuismo. Por eso la ofensiva en marcha.
flegana@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario