SOBRE LA MARCHA
Por ELIDES J. ROJAS L.
Por ELIDES J. ROJAS L.
Comenzó el carro chavista
16.10.2012
12:36 PM
12:36 PM
El gobierno, con su proverbial pragmatismo, inició una andanada de billete bien planificada a partir del segundo trimestre con miras a ganar las elecciones. La idea de siempre, en época de comicios, pasa por regar de plata al país. Lo hicieron en tiempos de AD, cuando además volaban las láminas de zinc y los sacos de cemento, o los copeyanos regalando combos de comida; pero nunca en los niveles de descaro, corrupción y abuso con que el chavismo actúa en estos tiempos.
El aumento de gasto público llegó a extremos demenciales justamente en el mes previo a las elecciones. Pero antes, los genios de la economía chavista, habían creado las condiciones necesarias para que no se notara un impacto muy grave en sus metas de inflación, primero con la Ley de Costos y, segundo, con la creación de faltas de productos en el mercado vía restricción de divisas. La premisa es clara. La gente tendrá una sensación de bonanza inmediata, pero pasajera; aunque suficiente para que se fueran unos sobre otros en los camiones de Pdvsa a votar por micomandantepresidente. Y funciona. El pan para hoy y hambre para mañana, es una especialidad de los gobiernos más populistas y demagogos del mundo y en Venezuela está uno de los mejores en la especialidad.
El incremento de plata inorgánica en la calle fue a toda vela en la programación caza votos de micomandante. Misiones, becas, pagos adelantados a funcionarios públicos, pagos a motorizados, pagos a gente para que votara, pagos para la movilización previa al Día D y durante el día de la jornada de la mayor movilización de votantes a empujones y remolcados que recuerde la historia contemporánea del país.
Pero, como es de suponer, ya la gente cayó. Y cayó feo. Más de 8 millones de votos se movieron, una gran mayoría de ellos, empujados por el miedo y la platica. Hay testimonios de personas que admiten haber recibido entre 600 mil y cuatro mil bolívares por ir a darle seis años más al amo del país. Otros, muchos más bien, agradecen el bono prometido en la Administración Pública. Lo importante es Chávez. ¡Viva Chávez! Esa fue la consigna que imperó. Lo demás no importa. Pero, como es natural, ya empezó la realidad a mandar y ganar.
Bajan turnos y empleos en obras de la Misión Vivienda. Es un hecho la paralización total o la baja en el ritmo de las obras en todo el país. La gente lo puede ver. De hecho, obreros contratados para denunciar que desde la semana pasada se han producido despidos y se han eliminado los turnos de la noche. En algunos de los complejos se eliminó la jornada de la noche, se recortó la nómina o se suspendieron los turnos del fin de semana. En Carbonorca y Bauxilum, solo por mencionar dos empresas del chavismo, no han cobrado la quincena y el programa de pagos de prestaciones vía bonos se volvió papeles volando. Es lo que hay.
Ritmo de trabajo electorero. Una frase que usaron los mismos trabajadores para calificar lo que sufren. Pero, y es la verdad, demasiado tarde. Venezuela volvió a caer. Y esta vez es definitivo. Más de 8 millones de votos lo comprueban. ¿Inocencia, ingenuidad, comodidad o facilismo? Da lo mismo. Ya el chavismo comenzó a echar el carro.
Y ya viene el 16 de diciembre. ¿Otra vez?
Twitter: @ejrl
El aumento de gasto público llegó a extremos demenciales justamente en el mes previo a las elecciones. Pero antes, los genios de la economía chavista, habían creado las condiciones necesarias para que no se notara un impacto muy grave en sus metas de inflación, primero con la Ley de Costos y, segundo, con la creación de faltas de productos en el mercado vía restricción de divisas. La premisa es clara. La gente tendrá una sensación de bonanza inmediata, pero pasajera; aunque suficiente para que se fueran unos sobre otros en los camiones de Pdvsa a votar por micomandantepresidente. Y funciona. El pan para hoy y hambre para mañana, es una especialidad de los gobiernos más populistas y demagogos del mundo y en Venezuela está uno de los mejores en la especialidad.
El incremento de plata inorgánica en la calle fue a toda vela en la programación caza votos de micomandante. Misiones, becas, pagos adelantados a funcionarios públicos, pagos a motorizados, pagos a gente para que votara, pagos para la movilización previa al Día D y durante el día de la jornada de la mayor movilización de votantes a empujones y remolcados que recuerde la historia contemporánea del país.
Pero, como es de suponer, ya la gente cayó. Y cayó feo. Más de 8 millones de votos se movieron, una gran mayoría de ellos, empujados por el miedo y la platica. Hay testimonios de personas que admiten haber recibido entre 600 mil y cuatro mil bolívares por ir a darle seis años más al amo del país. Otros, muchos más bien, agradecen el bono prometido en la Administración Pública. Lo importante es Chávez. ¡Viva Chávez! Esa fue la consigna que imperó. Lo demás no importa. Pero, como es natural, ya empezó la realidad a mandar y ganar.
Bajan turnos y empleos en obras de la Misión Vivienda. Es un hecho la paralización total o la baja en el ritmo de las obras en todo el país. La gente lo puede ver. De hecho, obreros contratados para denunciar que desde la semana pasada se han producido despidos y se han eliminado los turnos de la noche. En algunos de los complejos se eliminó la jornada de la noche, se recortó la nómina o se suspendieron los turnos del fin de semana. En Carbonorca y Bauxilum, solo por mencionar dos empresas del chavismo, no han cobrado la quincena y el programa de pagos de prestaciones vía bonos se volvió papeles volando. Es lo que hay.
Ritmo de trabajo electorero. Una frase que usaron los mismos trabajadores para calificar lo que sufren. Pero, y es la verdad, demasiado tarde. Venezuela volvió a caer. Y esta vez es definitivo. Más de 8 millones de votos lo comprueban. ¿Inocencia, ingenuidad, comodidad o facilismo? Da lo mismo. Ya el chavismo comenzó a echar el carro.
Y ya viene el 16 de diciembre. ¿Otra vez?
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